jueves, enero 13, 2005

Una televisión que defiende al menor

Menudo noche me esperaba: Buenafuente y Wyoming frente al señor Sardá. Y digo me esperaba porque fue todo muy diferente a lo que creía que iba a pasar. La Azotea de Wyoming fue un quiero y no puedo. En algunos momentos quisieron parecerse a CQC sin éxito, en otros a El peor programa de la semana, pero de ahí a ver como los tentáculos de Lucrecia y sus Lunnis se apoderaban también de la franja nocturna, no señor. Con eso no puedo. Encima que ya nos despiertan, nos acuestan, se forran con los cd´s, libros y muñecos (Y si no pregúntenselo a muchos padres que estas navidades han comprendido el significado de esa frase que aparece en los anuncios de juguetes que los niños no leen: "Más de 50 euros"), ahora van y dan réplicas a Wyoming en horas que... ¡joder! En horas que no deberían estar. Y fue en ese momento, mientras un pelele forrado de felpa marrón y con la voz más ronca que Sabina me hablaba de política, cuando desistí de Wyoming. En Antena 3, Buenafuente bailaba con la Montiel, y Sardá. . .¿Y Sardá? ¿Dónde estaba Sardá? ¿Qué hacían en Telecinco para luchar por las audiencias contra un muñeco de goma? Yo se lo voy a decir:

PONER UN CAPÍTULO REPETIDO DE LOS SERRANO. En un alarde de contraprogramación, o más bien acojone, Telencinco resolvió sus agobios como siempre los resuelve: repitiendo un episodio de Los Serrano, de esos que nunca fallan y tienen audiencia (como cuando Antena 3 lucha por las mañanas de agosto programando El Equipo A).

Cuentan que mientras el capítulo repetido se emitía, alguien le preguntó a Sardá si era posible que copresentara Crónicas con un muñeco de pana marrón, arrugado y algo desgastado. Y él, ni corto ni perezoso, respondió: "Ya tenemos a Rocío Madrid".