Porque yo lo valgo

Cuando uno oye hablar de la modernización de los servicios informativos de cualquier cadena de televisión, piensa en equipos digitales, en mayor cobertura informativa, más conexiones en directo, información más ágil, un plató de la hostia (de esos con pantallitas y la redacción detrás). En un principio creía que era esto, pero últimamente, creo que he entendido a que se refieren cuando hablan de modernidad, o por lo menos he encontrado un elemento común a todos los nuevos informativos de televisión. El número de mujeres bonitas (diciéndolo finamente). Una nueva hornada de mujeres, que parecen sugerir productos de Loreal en vez de narrar noticias, ha irrumpido en las cabeceras de todos los informativos. Mujeres con clase, apetecibles, madres y amantes.
Hay va una lista: Empezamos con las pioneras, nuestra princesa y Susana Griso; una ya casada, y la otra embarazada. Después vinieron Helena Resano y Lourdes Maldonado, las reinas del fin de semana. Y por último tres señoritas que, aunque no llegan a la altura de las demás, tienen su morbo, Lydia Balenciaga, Carme Chaparro y Marta Reyero.



Pero esta postmodernidad informativa llega incluso más lejos. Tanto que a la grandes como Rosa María Mateo les han dado la patada. Y es que el mundo de la TV en este país cada vez se parece más a la pasarela Gaudí, pero de cintura para arriba. Aun así, ¿no prefieren una sonrisa de la señorita Maldonado a un gesto serio y seco de la señora Mateo? ¿No prefieren esta modernización a la de pantallitas, luces de neón y cámaras de alta resolución? ¿No es mejor una equivocación de Susana Griso que la objetividad y la contundencia de Angels Barceló? Porque no olvidemos que esto es imagen, es audiencia, televisión, espectáculo, mentes calenturientas, deseos reprimidos, sueños, belleza... ¡Basta!



No dejan de ser noticias, pero sin ellas, ¿ustedes creen que casi 4 millones de españoles por informativo seguirían la actualidad cada día? Es más, ¿ustedes creen que sin Carmen Alcaide Aquí hay tomate tendría tanta audiencia?
Yo, sinceramente, creo que no.