miércoles, enero 26, 2005

¡Fígaro! ¡Fígaro!

Tengo que reconocerlo. Ayer por la noche, y a pesar de la amplia oferta televisiva, elegí ver cultura. Disponiendo de Aventura en África (que debería llamarse Aventura con Paula), pudiendo sintonizar a la señora Otero (que tenía preparada una entrevista interesantísima con la no menos señora, Ana Botella), lo que hice fue poner la 2 de TVE y meterme un chute de cultura de más de 3 horas (la dosis semanal justa). Presencié, a través de mi pequeña pantalla, la retransmisión de la opera El barbero de Sevilla. Ya está, ya lo he dicho. Fui uno de ese 2% que siguió las tres horas y media de opera, pero lo a gusto que se queda uno ¿eh?, eso no te lo quita nadie. Poder decir que elegí a Rossini antes que a Paula es algo importante, es, de una vez por todas, madurar. Aunque espero no hacer “zapping” durante la próxima opera que retransmita la 2, porque será cultura, pero incluso con Paula zapeo.

No. Este barbero no es de Sevilla

Hay cosas que ni tres horas de opera pueden cambiar.