miércoles, abril 06, 2005

Lluvia de ideas

Caen como moscas, y no me refiero a Rainiero (perdonen por la irreverencia, y por la broma soez). Seguramente sabrán que el señor Resines tuvo hace poco un accidente cuando circulaba con su moto por la calles de Madrid. Si no fueron testigos de la noticia, seguramente habrán visto las columnas de humo que se extienden hasta la estratosfera. Ese humo, les contaré, se desprende de las cabezas de los guionistas de Los Serrano que llevan un par de semanas dándole vueltas a ver como se las arreglan dos meses (más o menos, todo depende de lo que tarde Antonio en curarse de la rotura de tibia y peroné) sin uno de los pilares de la serie. Si no entienden por qué se comen tanto el tarro (tanto que el roce de las neuronas y el cobrar una mierda provoca tal humareda) , hagan una prueba y pregúntenle a cualquier seguidor de la familia de Santa Justa cuáles son sus tres personajes favoritos. Y si, por otra parte, son seguidores de Aquí no hay quien viva, imagínense lo que pasaría si desapareciera un par de meses Tejero, o el señor Cuesta.

¡Pero Fiti! Te dije que nos la pegábamos, desgraciado

¿Qué idea se sacaran de la manga? ¿Harán como en Cosas de casa con Richie (aquel niño repelente) que desapareció sin más? ¿Qué excusa construirán los guionistas para hacer desaparecer a Resines durante al menos tres o cuatro capítulos? Se aceptan ideas, argumentos, giros en la acción, personajes secundarios. Desde el paraguas se apuesta por alguna tontería repentina. No se descarta que el problema de corazón que ya le puso en jaque en anteriores temporadas vuelva con más energía.

Lo dicho: ¿Cómo crees que harán desaparecer a Resines? Todo sea para que los pobres guionistas dejen de favorecer el cambio climático con sus emisiones de humo a la atmósfera, porque si las particulas de la piel facilitan el dichoso cambio climático, ya me contarán.

1 Comments:

At 4:40 p. m., Anonymous Anónimo said...

Eso, o esperar al cónclave de guionistas para elegir un sustituto de Resines. Dicen que se van a encerrar, hasta que tomen una decisión, en la taberna. Hasta que tomen una decisión, o hasta que se les acabe el jamón serrano.

 

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