Veo, veo. ¿Qué ves?

Por más que hojeo el plan de reforma del sector audiovisual del gobierno, más me mosquea el visto bueno, dado por nuestro Consejo de Ministros, para la concesión de una nueva licencia que abre las puertas a otro canal privado analógico. Y no me mosquea, como a otros, las posibilidades de amiguismo en todo esto, porque amigos han tenido todos los gobiernos, y este, desgraciadamente, no iba a ser menos, sino que se lo pregunten a Polanco, que se frota las manos con su nuevo canal abierto las 24 horas. No, no es eso lo que particularmente me llama la atención. A mí, y dejando atrás las altas esferas y las grandes comilonas de empresa, me preocupa un detalle que ha pasado desapercibido pero que es, cuanto menos, curioso e inquietante: ese nuevo canal sólo va a llegar al 70% del territorio nacional.

Y claro, las dudas me asaltan: ¿Y qué pasa con el otro 30%? ¿A quién van a dejar fuera? ¿Si Salamanca no suelta los archivos, van a putearlos sin canal? ¿Si Fraga consigue mayoría absoluta también dejamos a Galicia fuera? O al revés, ¿si consigue mayoría absoluta, puteamos a los gallegos con otro canal?

Lo del 70% me ronda la cabeza consumiéndola en dudas existenciales de vital importancia, qué le voy a hacer. Por ejemplo, si me mudo de casa, incluso aunque sean dos calles más abajo, ¿puedo llegar a salirme de ese 70% de España que verá el nuevo canal? Si es así ¿cuándo empezaremos a ver anuncios en los periódicos del estilo: “Alquilo piso, céntrico, amueblado, bien comunicado, y dentro del 70%”? Y peor aún, ¿qué pasa con los que vivan dentro del 30% que no van a ver ni jota cuando en el trabajo sus amigos comenten ese partido, ese programa de variedades, esa serie de ficción, ese programa cultural, y ellos se tengan que morder la lengua y decir: “Pues yo veo el nuevo Canal + en abierto, y está muy bien”?



Estoy en un sinvivir, lo reconozco. Me importa un bledo si el nuevo canal se lo dan a un colega de Zapatero, o si las Olimpiadas se las lleva Madrid; yo estoy perdiendo horas de sueño pensando en cómo quedarán repartidos esos porcentajes de cobertura. Si estaré en el 70% de los "chachis", o por el contrario, con los puteados que vivan dentro del 30% restante.

Así no se puede vivir.