¿Documentales o Lo + plus?

A nadie se le escapa que Lo+plus, ese programa de entrevistas que se ha convertido en un sustitutivo de los documentales de La 2, está de capa caída. Nadie se acuerda, ni sus presentadores, todos exiliados salvo la rechinante señorita Siñeriz, de los tiempos en que Anthony Hopkins o Salman Rushdie se sentaban en su impoluto plató blanco. Ahora, en la antesala donde los invitados esperan, empapelada de fotografías con los rostros más ilustres que han pasado por el programa, y que lleva mucho tiempo sin renovarse, antes de saltar al directo, ya no se respira el glamour de los viejos tiempos en los que, la ahora redomada pija Siñeriz, nos hablaba de cine, simplemente de cine. Se puede decir, que todo lo bueno ha emigrado: “Los guiñoles”, “Zap, zap, zapping”.

Hoy, en una muestra de que Lo+plus está cada vez más cerca de ese disfraz de novia que Marlene Morreau exhibió anoche en La granja, el invitado ha sido un hombre de la casa. El señor Arangüena, primero encumbrado en los buenos tiempos del programa, y después, siendo incapaz de adaptarse a su nuevo rol de co-presentador-bufón sin gracia, convirtiéndose en un hombre cansino. Ya se lo dijo Javier Coronas, un hombre que, poco a poco, también van quemando, “no te veo como un invitado”.



Por no tener, ya no tienen una orquesta decente, ni un público despierto. Lo+plus ya sólo lucha por la supremacía de la siesta, por ese “estar de fondo” que hace del sofá un lugar más cómodo.