miércoles, junio 01, 2005

No puedo estar más contento

Esta mañana se desataba la alegría y el alboroto en la calle. La panadera sonreía. El portero no me hablaba de fútbol porque estaba extasiado, con una cara tan feliz que incluso podía resultar enfermiza. En la cola del supermercado, las señoras me daban paso, mientras en estertores casi orgásmicos me decían “muy buenos días”. Cruzar la calle era una montaña rusa de emociones; taxistas, autobuses, motocicletas, se peleaban por dejar paso a los peatones. Nadie aparcaba en doble fila. Los relojes urbanos marcaban la hora justa, y las chicas parecían más sonrientes. Los abuelos se disculpaban por la lentitud con la que avanzaban por la acera. Las entidades bancarias no cobraban comisiones, mientras Telefónica subía a 4 megas el ancho de banda.

Hoy, Ana Rosa cumple cien programas.

Ana, simplemente feliz.

Hasta a mí se me escapa una lágrima.