sábado, junio 04, 2005

El capullo del cuarto y su extraño gusto cinematográfico

Ayer, por las extrañas casualidades del destino, toda la programación televisiva se rió de mi. En una sucesión de fallos eléctricos, de videos chamuscados, de caídas de antena, y de una galopante apatía del vecindario, mi hermoso receptor catódico se aburrió, y apagó su hermoso frontal esperando tiempos mejores; tiempos en los que por el capullo del cuarto, y su incapacidad para comprarse un reproductor de dvd´s, no provoque un cortocircuito mientras intente ver en vhsSor Citroen”; tiempos en los que por el capullo del cuarto y un vhs defectuoso, el cable de la antena, como si siguiera algún mandato divino de Terelu, no se funda de cabo a rabo; tiempos en los que un vecindario sin televisión reaccione a tiempo y se deje de leer un viernes por la tarde; tiempos en los que el capullo del cuarto, con la mejores intenciones, no intente cambiar el cable de la antena; tiempos en los que el capullo del cuarto, en su afán por dejar las cosas como estaban, no arroje el maravilloso receptor analógico por el patio interior.

Tiempos, en definitiva, en los que por “Sor Citroen”, no tenga que recuperar a las tres de la mañana mi hermosa ventana al mundo; mi ventana a los lloriqueos de Lydia Lozano, a las semifinales de Roland Garros, a los chascarrillos de Matías, a las bodas de Los Lunnis, a las imitaciones de Corbacho, a los desfiles de Drag Queens en El Diario de Patricia, al cachondeo que se trae Hilario Pino, a la media hora de La hora Wiki, a las ojeras cada vez más grandes de la señora Campos, a las caderas cada vez más anchas de la señora Quintana, a los malos chistes de Arguiñano, a las cajas de Jesús Vázquez, a los dientes de Emma García, a algún que otro programa cultural de La 2, a algún que otro culebrón de La Primera, al regusto amargo que me deja en la garganta Alicia Senovilla, a la vergüenza ajena que me provoca Jaime Bores.

Tiempos, en los que el paraguas no tenga que ver como, después de quince horas en blanco, su televisión se abra al mundo con una teletienda de madrugada sin trascendencia mediática.

Ayer, fue un mal día para este blog, por eso, será recordado con un espacio en blanco, sin comentario. Un día negro.